Imagen de una pareja que goza de deseo sexual |
El deseo sexual o la líbido, es un impulso individual que nos hace desear a otra persona, con el objetivo de mantener relaciones, poniendo de manifiesto que hay dentro de tí cosas que te atraen. A pesar de ser el motor de la sexualidad, en ocasiones se producen situaciones de incomodidad.
Toda relación de pareja debe estar cimentada en un gran deseo mutuo para que pueda funcionar con firmeza. Estos niveles de deseo sexual pueden variar, lo cual no significa que no le guste la otra persona, sino que en este tema muchos factores intervienen, afectando a ese motor sexual por diferentes motivos y de diferentes maneras.
Gran parte de nuestra conducta sexual viene dada por la influencia que ejercen las hormonas en nuestro cuerpo. La testosterona es una hormona clave en el deseo carnal que sentimos hacia alguien. Los hombres tienen más testosterona que las mujeres, pero, no significa que gocen de mayores niveles de deseo, ya que el cuerpo femenino, es más susceptible a la acción de la testosterona que el de los hombres.
El deseo masculino y el femenino son muy diferentes entre sí. El masculino es de carácter impulsivo, se produce y se proyecta desde sus adentros, mientras que el de la mujer se genera principalmente a partir de la estimulación sexual que su pareja le provoque mediante besos, caricias, palabras, preliminares, juegos sexuales. La testosterona de los hombres aumenta un 30% durante la mañana, mientras que las mujeres aumentan el deseo por la noche cuando están más relajadas.
No podemos renunciar a lo que nos atrae porque ello implicaría renunciar a una parte fundamental de la vida. Si censuramos el deseo, limitamos la expresión de nosotros mismos. Nos apoya en descubrir cómo somos y qué queremos hacer. Cuando no conseguimos lo que deseamos, suele desencadenarse una frustración.
Para mí los deseos no son ningún enemigo, ni ningún peligro (contrario a lo que piensan algunas religiones) y la realización de los mismos es parte de la vida de un ser humano. Salvo cuando el deseo se convierte en dependecia y no puede manejarse.